Hablan las víctimas a través de sus relatos, donde se da a conocer cómo el sindicado director de la Iglesia Centro Cristiano de Alabanza El Shaddai, en Bogotá, Colombia por mas de 25 años en el ejercicio de su pastorado ha cometido las mismas acciones. Desde marzo de 2019 se presentó la primer denuncia y ya reposan más de 10 casos en la Fiscalía General de la Nación. Muchas más víctimas están denunciando por redes sociales, donde narran los abusos y violencia sexual a los que fueron sometidas. Aquí las estamos publicando porque solo romper el silencio nos llevará del silencio a la vida.

La identidad de los denunciantes ha sido protegida y se publica con el consentimiento y previa autorización.

Luis, 40 años. Esposo de una de las víctimas.

Nuestra familia estaba involucrada desde que yo tenía 11 años en el ámbito cristiano, mis padres terminaron siendo pastores de la sede de una iglesia de renombre, donde siempre mi papá fue activo en temas de la iglesia y de política, yo siempre tuve participación en temas de música a través de la alabanza y en temas técnicos de sonido, al final del año 1994 mis padres decidieron retirarse de la iglesia por diferencias en sus creencias.

Ingresé a la Iglesia Centro Cristiano de Alabanza el Shaddai a la edad de 16 años en esta época estaba participando activamente en diferentes ministerios, nuestras actividades como familia dentro de la iglesia siguieron hasta que mi papá fue diagnosticado de cáncer, el cual con el tiempo se fue incrementando y lo consumió, la enfermedad fue tan difícil que mi padre falleció, fue una situación difícil la cual nos llevó a una quiebra económica ya que el proveedor de nuestro hogar era mi papá, nos tocó arrancar de ceros.

Después de un tiempo volvimos a nuestras actividades normales, a nuestras rutinas, mi mamá a buscar trabajo y yo también a ver que podía hacer, pero nuestra rutina en la iglesia siguió igual, al punto que Francisco Jamocó convocó a mi mamá para trabajar como secretaria de él en la iglesia, trabajo en el cual duró solamente 3 meses y salió por razones que me enteré casi 10 años después, en ese momento ella no quiso dar ninguna explicación de su retiro, simplemente manifestó que iba a buscar otro trabajo.

Me nombran oficialmente como Pastor de Jóvenes, lo cual me lleva a otra dimensión en mi liderazgo y al mismo tiempo mayor responsabilidad, este título me lo otorgan por mi testimonio como joven, por mi don hacia la gente y por la credibilidad que siempre tuve frente a los jóvenes de la iglesia, con el grupo de apoyo que tenía llegamos a tener a cargo más de 300 jóvenes.

Al ser parte de la nómina de la iglesia y al ser el hombre de mi casa, empecé a tener unas reuniones bastante duras con el pastor de la iglesia que era mi superior, José Francisco Jamocó Ángel, las charlas a lo que me llevaban era a no asumir la autoridad de mi madre, ni dentro ni fuera de la casa, al yo ser hombre y ella mujer y mi padre faltar, el argumento que él me daba era que la autoridad Dios me la había delegado a mí y era mi responsabilidad como hombre de la casa tomar dominio de ella, que mi madre solo me trajo al mundo y ya, y hacía referencia a la madre de él, de la cual siempre hablaba de manera despectiva igual que de sus tías, mencionaba que las mujeres eran brujas chismosas, se refería también que eran “unas cualquieras” en el sentido sexual.

Las palabras de José Francisco Jamocó Ángel eran que mi mamá “era una ramera que desde que había salido de trabajar de la iglesia se acostaba con todos los hombres que pasaban por su vida, que ella era una prostituta, que le daba mal ejemplo a mis hermanas, esto me llevo a tener muchos problemas con ella y a no asumir ninguna instrucción que ella me diera, ya que según las palabras del pastor “ella era una mala influencia y mal ejemplo para mi vida.

El conflicto se generó a tal nivel que mi hermana también se vió muy afectada ya que a ella le decía lo mismo, eso destruyó la relación al interior de nuestro hogar porque nos movíamos sobre la autoridad de la iglesia que nos llevaba a no respetar a nuestra madre, esto con mi hermana fue todo un drama, afectó mucho a mi mamá, ella sentía que estaba perdiendo a sus hijos, que su razón de vivir, de poder consolidar el hogar que su esposo le había dejado no la estaba logrando, sino que al contrario, se le estaba destruyendo, esto llenó a mi mamá de muchas más inseguridades como mujer.

Pero Francisco Jamocó solo quería causarle daño a mi mamá y en alguna oportunidad nos dijo también que ella se había robado unas ofrendas y que por eso la maldecía. Ese era otro argumento que él utilizaba para detener la salida de muchas personas de la iglesia, su poder en la Biblia, el cual generaba pánico en la gente, él decía desde el púlpito que la gente que salía de la iglesia aguantaba hambre, que no tenían trabajo, que les daba enfermedades y justificaba eso a través de la “sujeción” (término cristiano utilizado para aprobar la autoridad de la iglesia sobre las “ovejas” asistentes a la misma) y decía “si no se sujeta se le da en la jeta

La relación familiar se vio destruida después de un tiempo, al nivel que cada uno hacía su vida, mi mamá dejó de asistir a la secta El Shaddai, yo sí seguía asistiendo además de cumplir mi rol como pastor y eso le daba a José Francisco Jamocó más argumentos para seguir denigrando de mi mamá y ratificaba su posición de que “ella era una prostituta”.

A medida que pasaba el tiempo José Francisco Jamocó Ángel contaba historias de tema sexual, historias que según él, dentro de la iglesia mujeres se le desnudaban en su oficina, le pedían tener sexo con él en sus consejerías, que mientras él predicaba mujeres con falda le mostraban sus partes íntimas al cruzar la pierna, se empezaron a escuchar nombres de mujeres de la farándula, ya que a la iglesia empezaron a asistir algunos actores y actrices porque un ministerio fuerte de la iglesia era el de teatro y la alabanza, por el cual pasaron varios famosos, personas que con el tiempo se vieron afectadas por las malas expresiones por parte de Francisco Jamocó desde el púlpito, muchas veces hacía la descripción de alguno de ellos o ellas pero no decía el nombre y empezaba a maldecirlos, luego hacia lo mismo en las reuniones de líderes.

Me enteré de la agresión sexual de José Francisco Jamocó Ángel contra mi Mamá hace unos 10 años, agresión que ella llevó en silencio por muchos años a pesar de la destrucción y la ruptura que tuvimos como familia, en ese año mi mamá padeció un cáncer y a raíz de esto, estando ella convaleciente, me contó de la agresión que había sufrido, que no me había dicho nada para guardar mi corazón y para que yo no cambiara mi perspectiva de Dios, pero me describió cómo fue la agresión: tiempo después de que la contrató José Francisco Jamocó como secretaria de la secta, la llamó a una “consejería” y como mi papá había fallecido hacía poco tiempo, empezó a preguntarle por su vida sexual, mi mamá evadiendo sus preguntas porque se sentía muy incómoda intentaba no responder, en ese momento él se puso de pie, le pidió lo mismo a ella y la cogió contra una mesa de reuniones que había en su oficina y la empezó a manosear y a intentar darle besos en la boca, a refregar sobre ella su pene, ella como pudo se rehusó y no lo permitió y le dejó muy claro que ella por su necesidad no se iba a poner a acceder a sus pretensiones sexuales, que ella no era ese tipo de mujer que por la necesidad daba beneficios sexuales para obtener dinero y como pudo salió de la oficina y se fue de la iglesia sin ninguna explicación, este fue el verdadero motivo por el cual renunció y no volvió a asistir a la iglesia.

Esta también es la razón de mi denuncia, el darme cuenta de que perdí tanto tiempo de calidad con mi mamá, por creer en las mentiras de ese señor, por su manipulación, por la manera tan agresiva y denigrante donde redujo a mi madre como mujer, porque dependía económicamente de la iglesia y eso me impedía vivir cosas diferentes, por todo esto tuve una relación muy mala con mi madre, ahora no la tengo presente en mi vida y me duele pensar en todo el daño que le hice a ella porque en su momento creí todo lo que me decía José Francisco Jamocó Ángel y eso destruyó por completo a una mujer que después de 18 años de casada, con un hogar feliz, lo único que intentó fue sacar a sus tres hijos adelante.

Para José Francisco Jamoco Ángel nunca ha sido suficiente el dolor que pueda causar, por esto tras la muerte de mi mamá siguió sembrando temor y angustia en los asistentes a la iglesia diciendo desde el púlpito que una mujer había muerto de cáncer porque él le había proferido esta maldición a causa de la rebeldía de esa mujer, siempre hacia descripción detallada de las personas por lo cual no era necesario que dijera nombres propios para saber a quién se refería, su nivel de indolencia y misoginia es tan alto que ni siquiera respeta la memoria de las personas con tal de hacerse ver como el todo poderoso que tiene el poder de Dios.

Con el tiempo me empecé a dar cuenta de ciertas acciones o actitudes que José Francisco Jamocó Ángel tenía rutinariamente con muchas de las mujeres y niñas de la iglesia, me llamaba mucho la atención ya que era la misma manera de hacerlo con todas: las convocaba a una “consejería” y ellas salían mal de las mismas y empecé a enterarme de casos cercanos, José Francisco Jamocó Ángel empezó a decir en reuniones privadas de liderazgo que una joven alguna vez había llegado con semen en su cabello a su oficina, que a ella le gustaba masturbar hombres o tener relaciones sexuales con ellos en los buses, eso generó muchas dudas en mí con respecto a esa joven y al mismo tiempo hizo que me alejara mucho.

En alguna reunión del grupo de alabanza, donde nos reuníamos para hablar y compartir como amigos, surgió el tema y empezaron a relucir los casos del pasado y algunas de la mujeres del grupo empezaron a decir que a ellas José Francisco Jamoco les daba besos a media boca y que les cambiaba la cara para poder darles besos en la boca, luego de esto salimos con la determinación que después del servicio íbamos a confrontar al Pastor, pero alguien que estuvo en la reunión le contó a José Francisco Jamocó Ángel y cuando llegamos a ministrar, él dio la orden que todos los que pertenecíamos al grupo subiéramos a la oficina, donde a todos nos trató de marihuaneros, drogadictos, a las mujeres de rameras, hijos del demonio, que nos iba a maldecir, que nos iba a sacar de la iglesia por rebeldía, que estábamos hablando mentiras del “ungido de Dios” y que eso nos iba a llevar a la enfermedad y a la pobreza, era reiterativo en decir que gente que él había maldecido se había muerto de cáncer y que alguna vez un líder que era pianista se sentó en una silla plegable y después de hablar mal de él y se había mutilado los dedos, y que a partir de eso no había vuelto a tocar piano y estaba pobre; finalmente no pudimos ministrar, esto lo hizo de manera agresiva, gritando, dándole golpes a su escritorio ya que era demasiado colérico al extremo de pegarle a la gente, llegó al punto de desintegrar el grupo de alabanza y le cambió el nombre.

En mi caso el daño psicológico por el control y la manipulación de José Francisco Jamocó Ángel llegó a tal nivel que cuando se acercaba mi cumpleaños 38, pensé que me iba a dar una enfermedad terminal, un cáncer por las maldiciones que él profirió en contra mía y de mi esposa, quien también fue abusada por él y a quien también le causó mucho daño, son temas que todavía no he podido superar y que me hacen mucho daño, me duele ver como a través de los años ha destruido familias, ha acabado con la reputación y la vida de muchas mujeres y niñas que solo estaban buscando de Dios y se encontraron con un lobo disfrazado de pastor, por eso he decidido contar una parte de todo ese daño que me causó José Francisco Jamocó Ángel, pues es más grande el amor de Dios por sus hijos que el temor que por años él sembró en muchos, hoy levanto mi voz para animar a otras víctimas a ser libres y detener tanto dolor causado por un “Pastor”.