Hablan las víctimas a través de sus relatos, donde se da a conocer cómo el sindicado director de la Iglesia Centro Cristiano de Alabanza El Shaddai, en Bogotá, Colombia por mas de 25 años en el ejercicio de su pastorado ha cometido las mismas acciones. Desde marzo de 2019 se presentó la primer denuncia y ya reposan más de 10 casos en la Fiscalía General de la Nación. Muchas más víctimas están denunciando por redes sociales, donde narran los abusos y violencia sexual a los que fueron sometidas. Aquí las estamos publicando porque solo romper el silencio nos llevará del silencio a la vida.
La identidad de las denunciantes ha sido protegida y se publica con el consentimiento y previa autorización.
Marisol, Sobreviviente de Violencia sexual en contexto de fe.
Empecé a asistir a la “iglesia” El Shaddai desde niña, exactamente desde los 12 años, cuando por invitación de otros familiares mi mamá empezó a asistir.
Algún tiempo después me interesé por involucrarme más con la iglesia, para ese entonces tenía 17 años, y empecé a asistir a la reunión de Jóvenes; fue precisamente un día al salir de un servicio de jóvenes que el pastor José Francisco Jamocó Ángel me llamó y me dijo que quería hablar conmigo en su oficina; esto llamó mucho mi atención pues yo nunca había hablado con él, tan solo escuchaba sus predicaciones o le saludaba. Subí entonces a su oficina y al entrar él me pidió que cerrara la puerta, él se encontraba sentado en la silla de su escritorio, luego empezó a hacerme preguntas acerca de mi edad, que si tenía novio y me decía que yo era muy linda.
En ese mismo momento me pidió que me acercara a él y al hacerlo me cogió y me sentó en sus piernas sin ser eso mi voluntad, pensé que era algo raro y me sentí muy incómoda, pero también creí que era su manera de ser afectuoso, pues para mí era una especie de figura paterna; pero mientras pensaba todo esto él me cogió la cara y me dijo que le diera un beso en la boca, yo me quedé bloqueada, absolutamente congelada, no pude moverme y levantarme de encima de sus piernas, sentí un miedo que me paralizó completamente, fue una sensación que nunca había sentido y una situación por la que nunca pensé pasar y menos con un líder espiritual.
Me insistió en que le diera un beso con lengua y comenzó a besarme en la boca sin que yo estuviera de acuerdo, yo permanecía inmóvil por el susto que tenía mientras él me decía que yo besaba muy rico, no entendía porque decía eso si yo obviamente no correspondía a lo que él me estaba haciendo; pero para él no era suficiente lo que me hacía, así que me tomó de la cintura girándome hacia su pelvis y empezó a frotar su asqueroso pene erecto en mi cola, yo continuaba con un pánico dentro de mí que no me permitía reaccionar, estaba en un total estado de indefensión, yo era tan solo una joven de 17 años que quería aprender de Dios y me encontré viviendo la peor experiencia de mi vida, donde el pastor principal de la “iglesia” aprovechó la oportunidad que él mismo propició, para estar a solas conmigo y abusarme; yo estaba tan asustada que no pude reaccionar, afortunadamente en ese momento la esposa de Francisco Jamocó golpeó la puerta y la abrió de inmediato, como si sospechara que algo estaba pasando, él como pudo me lanzó bruscamente de sus piernas hacia un costado, aterrorizada salí de inmediato de su oficina, no sin notar la reacción de su esposa, quien a pesar de actuar como si nada pasara, a mi forma de ver sabía lo que podría estar haciendo él en su oficina.
Cuando bajé las escaleras varios compañeros que esperaban a la salida de la iglesia me preguntaron para qué me había llamado el pastor, en ese momento pensé que me indagaban por simple curiosidad, pero ahora entiendo que muchos quizás sabían lo que él hacía y lo callaban por temor a lo que el pastor pudiera hacerles.
Al poco tiempo en la siguiente oportunidad que tuvo, al verme a la salida de un servicio, Francisco Jamocó me saludo y me dijo al oído que lo que había pasado nadie tenía porque saberlo, yo seguía confundida porque en sus predicaciones se mostraba como el más espiritual pero lo que me había hecho ese día no correspondía a un hombre espiritual; sin embargo a pesar de lo sucedido continué asistiendo a la iglesia y ahora ustedes podrán preguntarse ¿Qué le pasa a esta mujer?, ¿Cómo pudo continuar asistiendo a esa iglesia?, y la verdad no tengo una respuesta clara para esto, yo sabía que él había obrado mal pero creo que pensé que tal vez él había cedido a tentaciones y luchas que tenía por ser pastor o qué tal vez pudo haber sido mi culpa, lo sucedido era algo que me negaba a aceptar y entender como un abuso y solo quería aprender más de Dios y continuar en la iglesia; en ese momento yo era una niña y para mí era importante conservar a mis amigos que eran especiales pues en ese momento de mi vida me sentía muy sola.
Después de ese momento horrible que pasé con él en su oficina, hubo varias oportunidades en las que al saludarme él me daba picos en la boca o «esquineados», los cuales yo siempre trataba de evadir, esto ocurría siempre frente a otras personas, razón por la que me veía obligada a callar y me hacía sentir muy incómoda.
Recuerdo que escuché una predicación en la que Francisco Jamocó contaba que una mujer en su oficina se le había desnudado, y después de lo que me pasó en su oficina, pensaba si realmente era cierta esa versión que él daba o él tenía esa clase de tentaciones, porque al fin y al cabo era “un hombre escogido por Dios”. Siguieron sucediendo otras situaciones sospechosas pues veía que subían a consejería con él solo mujeres, las cuales se demoraban bastante tiempo y notaba que bajaban calladas, visiblemente perturbadas o a veces tristes.
Asistí a la iglesia por muchos años y luego empecé a alejarme lentamente, entre más me distanciaba y ausentaba de los servicios entendía que realmente había algo malo en ese lugar a causa de Francisco Jamocó y que estuve enceguecida con la “palabra de Dios” que él daba.
En el momento que todo esto pasó no sabía que lo ocurrido era un abuso, solo lo comprendí tras varios años de haber dejado de asistir a la iglesia, tiempo en el que vine a enterarme de lo que sospechaba y que siempre supe en el fondo de mi corazón, pero que no veía claramente pues tenía una venda que me hacía pensar que no pasaba nada malo, no era la única de la que él había abusado, no era la única ingenua que permaneció en la iglesia, cualquiera que fuera la razón por la que se continuara asistiendo.
Escribir esto y revivir el momento es muy duro, leer cada situación por la que han pasado otras mujeres también lo es. Pero es mejor dar este paso a pesar de los años que hayan pasado a quedarnos calladas y permitir que siga pasando esto con otras mujeres que en la actualidad asisten a esa llamada “iglesia”.
Por favor mujeres, no sientan miedo o vergüenza, no callen más, si pasaron por algo similar con él, no importa el tiempo que haya transcurrido, no permitamos que Francisco Jamocó siga “predicando” una falsa palabra y lastimando psicológicamente mientras más mujeres son sus víctimas de abuso sexual.
Marisol
» La Palabra le dio vida a todo lo creado,* y su vida trajo luz a todos.
5 La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad jamás podrá apagarla.*
Juan 1:4-5 [NTV] »
Marisol. En el Nombre de Jesús. Todo seguirá saliendo a La Luz?